lunes, julio 12, 2010

La ultramaratón bicentenaria y mundialista 50 km.















Si bien es un título optimista, y era una carrera esperada, al menos por mi, y no por el resto de la población Argentina que esperaba ansiosa el juego de fútbol por cuartos de final de Sudafrica 2010, contra el conjunto germano.



Luego de encontrarme muchos conocidos, amigos y gente que aprecio en general, a las 9:45 aproximadamente, largamos la carrera. El ambiente estaba muy pesado y con baja presión, y una temperatura de unos 20 grados, largué con ánimo de comerme la carrera, casi sin respeto, y cantando a viva voz canciones de Cuentos Borgeanos. En el kilómetro 5 me saco el liquido y tenia el primer puesto de hidratación, tomé agua, cambié a Ella es tan Cargosa. Del 8 al 14 compartimos carrera con dos atletas del norte, mi ritmo ya estaba establecido, solo con cantaba y ponía el automático en mi cabeza, parando para cambiar de grupos en el mp3, y picar algo en los puestos.

A la altura del puesto 17, me entero que Argentina perdía 1 a 0 con Alemania, ya que los puesteros te informaban las peripecias del juego, pero con comentarios demasiados parciales, ya que me contaron que le anularon un gol legitimo a la Argentina, cuando hubo cuatro jugadores en offside (como ví posteriormente).

Los segundos 10 kilómetros los hice más rápido, gracias a que escuche Villanos y aceleré un poquitito más, pero no me alerté con que mi cuerpo no se adaptaba del todo.


En el 29, ya me entero que Argentina perdió 4 a 0 y atiné a decir “uhhh”, pero ya tenia dolores encima del pié, y mi tenía pesadez en mi cuerpo. Levanté un poco en el 30, cuando escuché El cuarteto de Nos, pero bajé estrepitosamente en el 34, que fue el punto de partido, que los demás corredores me pasaban. Es por eso que el promedio del 31 al 40 fue de 6’15’’, cuando venía de un promedio global, hasta el 30, de 5’20 aproximadamente.


En el 40 estaba más destruido, mi mejor kilometro fue en 6’12’’, pero más allá del tiempo, en los puestos me decian: “¿Como cantás en los 100 y no en los 50?”. “Estoy destruido” contesté.

Ya no cantaba, ya ningún kilómetro lo corrí entero, solamente calmaba mi naúsea, quise abandonar, pero por orgullo y por haber llegado a todas de 50 no lo hice. Los que me pasaban trotaban lentamente, yo corría, los pasaba y luego caminaba y me volvían a pasar con un trote suave, hasta que los perdía de vista porque mi caminata priorizaba. El kilómetro 45 al 46 lo hice en 10’22’’, creo que ni si camino en Florida tardo tanto. Luego comentaba con el atleta Mariano que ya el sol nos estaba matando, era un mediodía feroz y el calor, nuevamente me hacía trizas.

En los 10 finales, nunca me ordené, siempre disparaba algunas corridas desesperadas y unas caminatas bastantes prolongadas, en vez de tener paciencia y andar trotando suavemente, sin apuro y con paciencia a que me podía adoptar al trote y no al manotazo de ahogado para salir de la carrera.


Llegué a la meta pidiendo(me) perdón, por la pésima carrera que hice sobretodo la segunda parte. Y la parte del tobillo sangrando, ya que el roce de la zapatilla me lastimó.

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